viernes, 18 de mayo de 2012

La llegada

Es increible lo fácilmente que se recupera el cuerpo a veces de los sobreesfuerzos, ésto unido a la sobremotivación de ya tener la meta cercana hicieron el resto. Sabía que aquel día entraría en París, después tenía que desviarme al oesta para desviarme a una pequeña comunidad llamada Les Plessis Robinsons (más tarde descubrí que mis cálculos eran erróneos y lo que hice una vez en París fue retroceder).

El caso es que aquel día no necesité mucho para despertarme y motivarme para salir. A las siete y media estaba en pie, y todavía era de noche. Había decidido parar a mitad en Arpajon para comer algo y tomar un café o algo así. Supuse que llegaría en unas dos horas y media o tres, y así fue. Descansé una media horita y continué. El cansancio acumulado era muy palpable, pero la perspectiva de librarme por fin de la mochila, de descansar un tiempo y disfrutar de gente conocida después de casí un mes mucho más intensa. Así que tocaba pegar el último arreón.

La primera vez que pasé por París, la atravesé con un autobús. Aquella ciudad me pareció inabarcable. Tiene una superficie de unos cien kilómetros. No se a ciencia cierta porque barrio hice mi entrada. La cuestión es que el primer monumento reconocible que encontre fue Notre-Damme. Tampoco sabía que estaba en l'Ille de la Cite, en el centro mismo de la ciudad. De toda esta información me fui enterando después en las siguientes semanas. Era 27 marzo de 2012 y había conseguido algo que sólo habíamos inmaginado sobre el papel un par de meses antes.

Todavía quedaba desviarme para llegar a la sede de Ikki Films y empezar caras amigas. Algunas de felicidad, otras de sorpresa y la mia de descanso absoluto.

Me desvié unos diez kilómetros hacia el sudoeste, guiándome por última vez con el gps. y llamé a la puerta de Nidia donde todos esperaban con algo de comer.

Nunca olvidaré mis vacaciones del 2012, en las que recorrí un país que desconocía, con una lengua que no entendía con la única ayuda de mis piernas y mis ganas.

Dedicado a Elvira Roda, por levantarse todos los días a correr una carrera de fondo y darnos una lección a todos.














jueves, 17 de mayo de 2012

Dos etapas para el final apretando los dientes

Aquella mañana, repiqueteaban en mí las palabras de Nidia... "El domingo sería un día perfecto para recibirte..." Mis ganas de llegar, el cansancio de veinticinco días de ruta, el gasto económico contínuo, las ganas de volver a ver a Edwina... El cuerpo sólo me pedía hacer dos superetapas finales y acabar con esto ya...

Era sábado, el tiempo primaveral y calido acompañaba. Tenía ya configurada en mi cabeza la ruta en dos tramos hasta París, para luego descansar allí. Hoy llegaría hasta Etampes, serían unos 66 km. y el domingo entraría en París. Más o menos al mediodía.

El ánimo era increible, fue un ejemplo claro de hasta donde nos puede conducir la voluntad. Había retrazado las últimas etapas de ruta para ir por la N20  de una forma más interior para terminar el día en Etampes.

El ritmo de carrera ya no me importaba mucho. Para comer, no tuve más remedio que desviarme a las doce, unos dos kilometros hacia un pueblecito y comer en el parking de un super, y gracias. No había mucho más en kilómetros a la redonda. Una horita para comer. Vuelta a la carretera y a afrontar los últimos 35 km. hasta Etampes.

Mis piernas fallaban a la hora, la fatiga había hecho mella total en mí... Psicológicamente estaba derrotado. Mientras corría no paraba de preguntarme si al día siguiente iba aguantar los 45 km que me quedaban hasta la entrada en París. Si sería suficiente una noche de descanso para mitigar el cansancio físico y mental.

En un pueblecito enano... una señora se dirijió a mí... una señora mayor... mi falta de agua, geles y alimentación en general, me condujo a no desperdiciar la oportunidad, para pedirle un poco de agua, descansar y entablar una conversación dónde yo no entendía un pijo. La mujer se metió para casa para rellenarme una botella de agua del grifo. Mi sorpresa fue mayúscula cuando apareció con una botella de cristal de bourbon roñosa llena de agua del grifo. Fue sorprendente el hecho de no hacerle ascos, no estaba para hacerme el sibarita. Era el maná.

Continué un rato tirando de agua roñosa y me mentalicé para hacer el tramo final.... y entré en Etampes. Una ciudad no muy grande, en la que no me fije lo que había o que no había. Puse todo mi empeño en encontrar cama, serían las ocho de la tarde y necesitaba cenar y descansar, por ese orden.

Encontre el hotel más horrible que nunca haya visto, la habitación en un segundo piso más miserable que se pueda inmaginar pero para mí era un palacio en aquel momento y verdaderamente no la hubiera cambiado por ninguna otra. Cené rapidito y me largue a la piltra, desconecté con el mundo. Estaba a una etapa de París. Lo había conseguido.

Orleans y Juana de Arco.

El magnífico tranvía de Orleans, por la entrada sur de la ciudad.
Se acercaba el final... lo percibía. Una mezcla de tristeza y de éxito se mezclaban en mí. Lo tan preparado durante meses, las reuniones de los últimos dos meses, las risas, los fallos, las comidas para preparar y planificar cosas... todo se iba a desvanecer en cuanto pusiera pie en París. Había merecido la pena.

Me levante en el albergue y Rush me había enviado un mail para desayunar juntos. Me acerque a la cocina pero no tenía intención de quedarme. A ciencia cierta, no sabía bien las etapas que me quedaban para llegar. Sabía que estaba a unos 130 km. pero nada más... impresionante estaba a las puertas.

La Mia Celine, que seguro a mi amigo Carlos le trae recuerdos.
Tocaba Orleans, tenía que retomar la carretera. Esta vez estaba a full de ánimo. Así, que de la manera más cortés que supe, me despedí de Rush deseándole suerte. Mediaban unos 29 km. hasta mi destino. Atrás quedó el empedrado puente de Beaugency.

Por la ribera del Loira, los militares estaban haciendo unas maniobras con cazas que parecían los fórmula uno del aire. Todos los presentes paramos en un puente a disfrutar del espectáculo. Dieron varias pasadas y continué.

Por el camino recibí la llamada de Nidia diciendo que el domingo sería un día ideal para recibirme, estabamos a viernes. Imposible, pensé.

En Orleans tenía un encargo de mi amigo Carlos, que diez años antes había estado trabajando por allí en una pastelería en la céntrica plaza Martroi, gobernada por una estatua ecuestre de Juana de Arco. En fin, pasar a saludar y dar recuerdos de su parte.

El camino transcurrío muy tranquilo, por una carretera secundaria francesa, quince o veinte kilómetros, comida y terminar el tramo que me quedaba con total tranquilidad. Como se notaba mucho la fatiga no quise forzar.

Una vez en Orleans tuve que tirar de tarjeta y pagar un caro hotel. 'Alfredo no te quejes, estamos llegando', pensé. Labores de logística, lavar, tender, comida... y a visitar a los exjefes de Carlos.

Para ser justos, no fue Orleans una de las ciudades que más me atrajo de Francia...

La plaza Martroi, ambiente de casco antiguo y bohemio.
Y después a dormir... Me desperté con ganas de guerra.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Llégada a Beaugency

Tras el palizón anterior, lo que apetecía era hacer una etapa en términos normales, ya sabéis, sus treinta kilometritos, disfrutar de la ciudad de llegada, etc.

Así que me levante en el hotel, esta vez sin demasiadas prisas y me fui a tomar café y a leer el períodico local, hasta dónde mi paupérrimo francés me permitiera. En aquel momento los hits en prensa eran el atentado de Tolousse y la campaña electoral francesa, esa donde Sarkosy se dejaría los piños un tiempo después.

Volví al hotel a pagar mis deudas, a recoger todo a conciencia, y planificar la siguiente ruta. Sería hasta Beaugency. Conforme más me acercaba a París, más caro se me hacía todo y menos información tenía de los destinos.

Retomé el márgen izquierdo del Loira y a tirar kilómetros. Todo físicamente seguía genial, se habían superado las molestias del principio del viaje. Mucha fatiga, eso sí, aunque si dejaba que la fatiga me frenará me iba a costar pasta...
Finalmente, llegué a Beugency, que era un pueblo que a pesar de tener unos ocho mil habitantes, parece mucho más pequeño. Tiene un castillo medieval que, por supuesto, no me daba tiempo a visitar, en mi afán de descansar, buscar comida, etc.

El caso, es que había un albergue, alejado de cualquier supermercado, que estaba a dos kilómetros de la ciudad. Así que tuve que hacer una ruta especial, para obtener provisiones y cama, que me llevó casi toda la tarde. Llegando al albergue sobre las siete.

Descansé unas horas y después me puse a hacer la cena. Un par de autobuses llenos de adolescentes, habían llegado, así que en el gran albergue, había risas y mucho movimiento. Ésto alegraba bastante lo que quedaba de jornada.

En el comedor comunitario conocí a Rush, una inglesa que iba hasta Estambul con su mochila desde su ciudad. Le quedaban entre 1500 y 2000 km. lo que me pareció peor que lo mío. En fin, pusimos en común un par de botes de cerveza, una pizza, tabulé, algo de picar y estuvimos charlando de nuestras 'movidas tochas'. Más tarde, volvería a coincidir con ella en París.

Aquella noche, ya que estaba en buena compañía, apuré un poquito más y me fuí a dormir a las doce. Ya estaba cerca de Orleans y de allí a lo que sería una llegada frenética a París, todavía no lo sabía.








domingo, 13 de mayo de 2012

Con chándal y a lo loco 3 Tours - Chargè - Blois

Fué bastante duro llegar, porque algo en la comida me sento mal... salí pronto de Tours. Estaba ya tocando Orleans. Lo que sería el último de los peldaños antes de embocar París. La tan deseada llegada, estaba ya a tiro de piedra.

Era mucha la gente que por el camino me había ayudado, muchas las necesidades que había pasado. Pero haciendo un esfuerzo, ya podía estar a muy poca distancia de la meta. No es fácil salir de una gran ciudad por caminos y mucho menos cuando la corta un rio y desconociéndola.

[Un inciso: En el camino de vuelta, recorrí en dirección contraria la ruta que hacía hoy, me hizo bastante ilusión/gracia, no se el qué exactamente, recorrer en un vehículo a la inversa la misma carretera]

Bueno, la cuestión es que conseguí salir de la ciudad, de Tours, y ahora mi cabeza ya nunca pensaba en distancias fijas y diarias, si no en recorrer todo lo que pudiera, aunque llegará agotado a mi destino diario.

Así la primera parte del día la hice hasta Charge, dónde paré a comer y a descansar un poco. La idea era recortar todo lo que se pudiera a efectos de llegar cuanto antes. Mis ritmos eran buenos de 9/10 km./h. así que descanse un rato después de comer. Lo que sería a las 12 o 12,30. Estaba en el contínuo dilema. Parar aquí y disfrutar del sitio un poco o seguir, y seguí.

La idea, era llegar a Blois y buscar un hotel barato y descansar. La verdad es que me importaba un carajo ya disfrutar del castillo de Blois y de las demás cosas. Tenía entre ceja y ceja entrar en Orleans y luego en París.

Retomé carretera, con la misma intensidad con la que la había dejado. Intensidad que fue desvaneciéndose con el paso de los kilometros, of course. Finalmente llegaría a Blois entre las 17 y 18 h.

Intente encontrar un albergue de la juventud que tenía referenciado en la guía, pero que no se encontraba donde tenía que estar, de manera que tome la determinación de buscar un hotel. Lo encarecía todo un poco, pero después de la cantidad de km. que llevaban mis piernas se merecían una ducha y un descanso en condiciones. Encontre uno relativamente barato y la verdad es que también me apetecía comer bien. Pero miré lo que tenía en los bolsillos y decidí sacrificar la cena en el restaurante y tirar de super.

Como el hotel estaba relativamente cerca del centro me acerqué por allí y di una pequeña vuelta. Pero más tarde definitivamente me fuí a dormir para poder salir al día siguiente.

viernes, 27 de abril de 2012

Sainte Maure de Touraine y Tours

Por la mañana salí de la granja, por la mañana y reemprendí el camino hacia Sainte Maure de Toraine, para llegar allí a comer y reemprender la marcha después para estar este mismo día en Tours. Tenía muchísimas más opciones a la hora de dormir en la ciudad de Tours.

En Sainte Maure al estar cerquísima de un Parque Natural, a pesar de ser un pueblo relativamente pequeño, han habilitado el recinto "Les Passarelles" para la oficina de turismo y algunas otras actividades relacionadas con el pueblo.

En definitiva, me presenté allí sobre las once y media, comí y descansé una horita para intentar llegar a Tours en el día. Tours para mí era el waypoint definitivo, a partir de aquí llegaba sí o sí a París. Psicológicamente importante, ya que de los 950 km. restarían unos 250.

Así que con la continua presencia de la fatiga, a partir más/menos, de la primera hora de ruta, pero llegué a Tours, aprobechando la carretera nacional que desembocaba en la ciudad.

El casco histórico es increible, de hecho, se empezaba a apreciar el gigantismo de las edificaciones de las ciudades francesas que esperaba encontrarme. Un ambiente en sus calles radicalmente diferente al que me encontré en Burdeos. Muchísima más vida y seguridad.

Me tocaba buscar refugio, y de entre todas las opciones con las que contaba por poco dinero, elegí la basílica de San Martín, dónde una congregación de cuarenta monjas, mantenían un albergue al lado de la Iglesia. Esto me daba la opción de estar un día más si me apetecía.

Así que ocupé lo que me quedaba de tarde para conocer la zona donde me encontraba, el casco antiguo, y cenar. Volví pronto dónde las benedictinas. Tenía la intención de salir pronto si las piernas respondían.

lunes, 23 de abril de 2012

Ingrandes: "Que vienen los patitos"

Como el tiempo seguía negro, y no quería realizar un gasto excesivo en Poitiers, salí más tarde, aprovechando un hueco de sol. Ya que, al no llover, pensé que tendría un margen de unas 4 horas para llegar a Chatellerault, dónde parecía haber otro albergue barato.

El tema de los albergues ya se estaba convirtiendo en una lotería, igual existían que no, igual abrían en dos semanas, una lotería...

A estas alturas ya no forzaba nada, de manera que el camino se me hacía un  poco más largo, pero lo disfrutaba un poquito más. En esta ocasión recorría un total de 35 km. Paré en alguna ocasión para comer de super y descansar un ratito... Llegué sobre las tres a Chatellerault y busqué rapidamente la oficina de turismo.

Había una pareja que acogía, pero tenía que esperar un par de horas a que vinieran a recogerme. Así que hice tiempo dando una vuelta por la ribera del Vienne e intentando encontrar un café con Wifi...

Llegó, Margarita, una profesora de unos 55 años que se había mudado a Ingrandes, una población agrícola que no tenía ni un bareto, y mucho menos una tienda. Allí fuimos. Ella y su marido, habían comprado allí una pequeña granja, donde a fueraparte de algunos pequeños cultivos, tenían patos, gallinas, conejos... Se habían apartado del mundanal ruido, tras la jubilación de él y se dedicaban a la vida campestre.

Hicieron hueco en la parte de arriba de la casa para peregrinos. Margarita tenía por costumbre que los invitados cenaran con ellos, así que no rechace su invitación. Además la comida casera me vendría bien.

Vivían con la madre de él, una señora agradable, aunque si ya de por sí no entendía demasiado bien el francés, el de esta señora menos. Así que limitaba a asentir y poner caras... Su hijo era bastante serio, se interesó por mi viaje... compartío conmigo su experiencia haciendo el camino de Santiago años antes, cuando también tuvo que dormir alguna vez a la intemperie.

La velada, en líneas generales, transcurrió agradable. Estos fueron los días del atentado de Tolouse. Así que también atendimos un rato al televisor y Margarita me traducía un poco el horror.

Por la mañana salí sin descanso, ya lo veía cerca.

domingo, 22 de abril de 2012

Problemas climáticos en Poitiers...

Ya era hora de ir llegando a Poitiers. El cielo se ennegrecía por momentos y no sabía exactamente cuantos días me tocaría quedarme allí en el caso de que lloviera. De todas maneras, estaba muy cansado y todo indicaba que me quedaría por allí un día de más. A estás alturas necesitaba reposo, todavía estaba arrastrando las molestias del tramo Pamplona/Burdeos.

Bueno, el tramo de hoy era de unos 27 km. Por supuesto hicé una paradita en Columbiers a tomar un sustento para poder continuar. La verdad es que ha estas alturas estaba hastiado de correr, quería llegar a París. Me gustaría decir que tenía unas ganas locas por seguir corriendo, aunque la sensación no era esa. Si bien es verdad, que conforme me acercará a destino cambiarí la sensación.

Llegué a Poitiers, donde se encuentra el parque Futuroscope (por el que por supuesto no pasé porque no había pasta). La sorpresa fue, que al ser sábado, el acceso al albergue municipal era imposible, de manera que me tuve que buscar un hotel barato¿? Lo encontré céntrico 'Au Chapon' en  Place Marechal Leclerc. El tiempo estaba horrible y no sabía cuando podría reemprender la marcha.


Bueno, cómo era sábado, tampoco estaba para ponerme fino. Reserve habitación y me fui a dar una vuelta por el casco antiguo. Poitiers es una ciudad dónde residen bastantes erasmus españoles. Al margen de Futuroscope, Poitiers está lleno de iglesias románicas que no visité por falta de tiempo.


Para matar la tarde me fui al museo de la Santa Cruz, que tiene una parte arqueológica interesante, no me dio mucho tiempo, pero bueno así no era sólo correr :D


Al volver, en la plaza del hotel estaban montando un set de televisión con motivo de las elecciones presidenciales que se celebraban en abril.


No tuve mucho tiempo para más, cené un kebap y fui al hotel. Al día siguiente decidiría si salía o esperaba. Pero quedarme en Poitiers me salía caro...

Melle - Lusignan

Bueno, mil perdones porque sigo re-adaptandomé a la vuelta de París. Pero voy buscando huequecitos para seguir contando etapa a etapa lo que pasó en tierras francesas.

Salí pronto de Melle, sin tener muy claro la dirección, a partir de aquí redirigí las últimas etapas de la ruta hasta Tours, sobre la marcha intentando pasar por pueblos del camino de Santiago atlántico y francés.

Bueno, le doy un vistazo al libro mientras tomo café y saldré dirección Poitiers y supongo que me tendré que quedar más o menos a mitad camino en algún pueblo intermedio que decidiré sobre la marcha. Las piernas llevan un castigo excesivo ya. Yo he perdido peso, además.

El antiguo mercado municipal
Salgo y recorreré unos 34 km. por carreterá secundaria, la velocidad media sigue siendo la buena la de 9/10 km./h. pero el cansancio es muy patente. Cuando llegué a Poitiers descansaré algún día. Pero hasta entonces todavía me queda una paradita anterior.

Y llegó a un pequeño pueblo llamado Lusignan, dónde según el libro que me regalarón hay un albergue municipal, así que voy a buscar la llave al ayuntamiento. Realizo todos los tramites y me voy hacia mi posada de hoy. Está bien porque son las cuatro de la tarde, lo que me dará tiempo a comprar cena caliente hoy en alguna tiendecita y hacermela en el micro.

Me ducho, y me dejo caer por la biblioteca/casa de la cultura que está al lado del albergue. Encontré allí a una señora, hija de un pescador vasco, que me resultó entrañable, porque en el fondo de pantalla de su computadora tenía una foto del barco que patronaba su padre, hace ya unos cuarenta años.

Celebraban en unas horas una inauguración de fotografía allí, y tuvo la delicadeza de invitarme. Por su puesto acepté.

Me fuí a hacer unas cuantas cosas logísticas pendientes, y ya volvería después a asistir a la misma.

De camino, al super paso por el antiguo mercado reconvertido hoy por hoy en lugar de reuniones estivales al servicio del pueblo.

Bueno, terminé el día asistiendo a la expo, cenando... Por la noche en el mismo complejo en el que yo tenía albergue se reunían grupos y bandas municipales a ensayar. De manera, que me pasé por uno de tantos e hice un poco de tiempo antes de dormir.

Poitiers ya estaba a tiro, y detrás Tours, y ya muy poco tramo hasta llegar a mi destino final.

sábado, 14 de abril de 2012

Angely-Aulnay-Melle (el pueblo sin estrés)

Tomé la decisión de no escribir sobre Aulnay donde pasé una noche, fue un tostón de pueblo donde no pasó nada, así que dejé esa página en blanco. De Aulnay a Melle recorrí unos 30 km. por la D950, dejando atrás pueblos dónde me reabastecía momentaneamente. Esta es una técnica que inventé sobre la marcha, para evitar peso innecesario en la mochila. Compraba/consumia. Hacía tiempo que había acabado con la alimentación que me suministró Michel de EvasiónRunning.

Eso sí, Melle fue un pueblo estupendo. La primera vez que salí y disfrute un rato 'France la nuit'.

Cuando conseguí hacerme con la oficina de turismo, la guapa chica que allí atendía me facílito la estancia rapidamente en un albergue municipal al que llamaban 'La Maisonette'.

La gente de Melle me sorprendío por una cosa fundamentalmente, no tenían dibujado en sus rostros ese rictus tenso que te da el estrés. Lo que hacía a esa gente especialmente guapa, como luego vi.

Después de haber cenado en la Maisonette y arreglado la parte logística para el día siguiente, me pasé por un bar céntrico, dónde charle con el camarero/dueñolocal que me explicó que aquel pueblo históricamente había tenido unas minas de plata que hicieron enriquecerse al pueblo en su momento. Toda está riqueza seguía latente en aquel pueblo, que había pasado a ser un pueblo básicamente cultureta. La semana siguiente inauguraban un expo dedicada a Pablo Neruda, y esto para un pueblo de menos de 5000 habitantes era una pasada. Las minas de argentum se habían quedado, básicamente, como reclamo turístico.

En fin, allí se creo un pequeño corro de gente con la que tuve la oportunidad de departir un rato.

En el costumbrista momento que estaba aconteciendo, seguí alucinando a causa de que todas las personas jóvenes y no tanto que se dejaban caer por el local eran de un atractivo bastante importante. Sólo el camata con el pelo a lo Krusty y servidor (curiosamente ambos eramos forasteros) parecíamos ser las ovejas negras de tan bonito rebaño.

En definitiva, alargue un poco la noche, porque me lo merecía y porque estaba a gusto y luego marché a descansar al bonito albergue que habían puesto a mi disposición.

viernes, 13 de abril de 2012

Saint Jean d'Angely - Noche musical

Saint Jean d'Angely, un pequeño pueblo que enamora, de calles empedradas en su barrio antiguo y todas las comodidades...

Llegué a su centro europeo, situado en la antigua Abadía Real reformada. Da cobijo a encuentros a nivel continental de jovenes... entre otras de las actividades. También aquí, se encuentra la biblioteca, lo que me facilitó el contacto con Valencia.

Después de recorrer 28 km. más menos llegué y me facilitaron todo en este lugar. La habitación doble inmensa, confortable. Llegué sobre las 18 h. así que me dió tiempo a callejear y a comprar la cena.

Por la noche, pasó algo que me gustó muchísimo... desde mi habitación escuchaba música de fondo, de manera que me acerque al salón de actos de donde provenía... Me encontré allí, una especie de joven orquesta de jazz tocando temas de Ray Charles. De entrada el que tocabán no me podía venir más al pelo: "Hit the road Jack".

Debían estar preparando alguna especie de acto. Pude pasar desapercibido entre el tumulto de gente joven, que ocupaba el auditorio. Me acurruque en una pared y allí quedé disfrutando de una horita de música en directo. Mágnificas voces y magnífico piano.

Volví al rato a dormir, para afrontar la siguiente etapa, seguir comiendo kilometraje en mi escalada hasta París. Me esperaban al final descanso y muy buenos amigos.

A Saintes... por fín es lunes.

Salí pronto de Saint Genis, después de haberme tomado un café cargadito. La estancia en Saint Genis había sido poco gratificante, demasiado exigente para mí en cuanto a la búsqueda de cama.

Después de unas horas de correr llego a Saintes y voy a buscar albergue. La verdad es que hoy es lunes, así que presumo no tendré problemas. Las piernas vuelven a estar en condiciones, siempre lastradas por el peso de mi pequeña mochila.

Cómo indica mi libro la Asociación de amigos de Santiago se encuentra en la Basílica Saint-Eutrope, una iglesia no muy lejana del centro de la ciudad. Tal es mi suerte que no sólo encuentro a la hostalera sino que también tengo compañeros ese día. Una agradable pareja de unos cincuenta años de edad que lo ha dejado todo para caminar. Ya dije que encontre a mucha gente en este sentido. Con ellos comparto una entretenida charla ya que llevan un tiempo en el camino.

La herencia de mi estancia en Saint Genis me obligó a buscar una lavandería por la zona. Allí pasé un rato.

Al terminar con toda la logística me doy una vuelta por la ciudad. Bastante más grande que lo que me he estado encontrando últimamente, tiene un casco antiguo más que interesante con un gran teatro (Gallia) que le pone la guinda, allí en la avenida donde viene a desembocar.
Tampoco me dio mucho tiempo a más, me tocó buscar algo de comida barata, cené en una pizzeria. Precios populares preparándome para asaltar la siguiente etapa.

lunes, 2 de abril de 2012

Allanamiento de moradas

Cuando desperté Patrick continuaba por allí, desayuné con él y me recordó que estabamos a domingo. Todo estaba cerrado. Menos mal que en aquel pueblo había un supermercado que habría los domingos por la mañana. Ventajas de los pueblos pequeños.

La verdad es que los domingos eran días difíciles en Francia. Pero en la pequeña tienda me aprovisiono de lo necesario, para la siguiente etapa.

Volví para despedirme de Patrick, y salgo hacía Saint Genis de la Saintonge.

He recuperado el ritmo inicial, parece que a estás alturas la lesión forma parte del pasado. Empecé a sentir un poco de vértigo, por la velocidad a la que pasaban pueblecitos y caminos. De un día para otro empiezo a olvidar dónde estuve el día anterior.

Bueno en Saint Genis se que me va a tocar tirar de hotel... barato pero hotel. Creo que el más barato eran 35 euros y seguro que sería un cuchitril. Perfecto para mis planes. Con que tuviera ducha. Voy a buscarlo y como no está cerrado.

Bueno, voy a por el siguiente... 43 euros. Para Francia, barato todavía. Me acerco, llamo al timbre, a la puerta, le doy la vuelta... CERRADOOOOO

Incluso el tercero que rozaba los 90 euros también estaba cerradooo... AGOTADAS TODAS LAS OPCIONES.

Y esta vez, me negué a mi mismo la posibilidad de tomar contacto con los pocos habitantes del pueblo que se veían por la calle, pasando muy de tanto en tanto.

Por suerte, había visto una estación de bomberos a la entrada del pueblo, y me inmaginé que no les importaría que yo durmiera dentro con el saco.

Así que me encaminé hacía allí. Pero por el camino observé una casa en mitad del pueblo con las puertas desvencijadas y la entrada franca para mí. Ciertamente, parecía haber sido objeto de algún pequeño incendio... pero era una muy buena oportunidad para dormir sin pagar. De manera que forcé la puerta y accedía a su interior.

Lo que me encontré allí, sólo reafirmó mi intención de dormir en el cuartel de bomberos. Llena de ceniza, muebles tirados, vigas de madera y cristales rotos. No parecía la estancia más apropiada para pasar la noche. Sólo como último recurso. Al piso de arriba de la casa, ni me atreví, dado el crujir de los peldaños de la escarera... me dió miedo.

Salí de allí y seguí con el plan de la estación de bomberos... pero por el camino, de nuevo, otra casa llamó mi atención. Esta no era otra que la del ayuntamiento. Así que me acerqué. Tenía la esperanza lejana de que pudiera haber alguién...

Así que llamé, intenté abrir la puerta, rodeéee el edifício y nada... bueno, de repente reparé en la posición diferente de los pomos de una de las ventanas. Tuve que aplicar un poco de fuerza bruta para dicha ventana cediera, pero cedío... y 'voila'. Bienvenido al hotel mairie...

Me puse dos condiciones, no tocar nada, y salir sobre las seis de la mañana, con el fin de que nadie pudiera notar mi presencia allí.

Bueno y de esta manera encontré estancia en Saint Genis. Poco ortodoxa y un poco ilegal, pero valida según mi criterio, dadas las circunstancias.

sábado, 31 de marzo de 2012

Cartelegué, se me vuelve a aparecer la Vírgen.

Saint Vincent de Paul, dónde se encontraba el segundo puente.
Me despierto temprano. Toda la semana tuve la obsesión de que tenía que llegar hoy a Cartelegué. Finalmente, tomé la decisión de retroceder y rodear Le Gironde (rio que atraviesa Burdeos).

Le Gironde al adentrarse hacía el interior del país se bifurca, creando dos colas de serpiente más pequeñas. Una estaba claro que tenía que atravesarla por el puente de San Pedro en el mismo Burdeos, la otra n.p.i., porque en estos momentos me encontraba improvisando.

Tomé la ruta y corrí unos treinta kilómetros y paré a comer. Cuando reemprendí esperaba que el resto fueran unos veinte km. y aquí patiné, again.

Me salvó que las piernas estaban bastante bien, para todo lo que había pasado.

El paisaje de Burdeos a Cartelegue estaba pespunteado por pequeñas bodegas, durante todo el camino, que a mis ojos profanos se encontraban recién plantadas. De manera, que en esta época del año, tan sólo solía haber un guardes o algo así... pero no mucho más personal.

La verdad que el total de este día ascendió a unos 60 km. Una etapa duplicada en toda regla. Y llegué muy tarde a Cartelegue, como a las nueve de la noche. Llamé al número de contacto que tenía en mis apuntes, que resulto ser una empleada del ayuntamiento, que siendo sábado me atendió.

Me dijo que ya había alguién dentro del albergue, y efectivamente, llamé a la puerta, y lo que encontré fue a un personaje perfectamente equipado para ser peregrino y con una cara muy sonriente. Patrick (el segundo Patricio del viaje)

Patrick, uno de los últimos prejubilados de La Rochelle, ya que Sarko, parece ser que ha cerrado el grifo. Trabajaba en la compañia eléctrica y se prejubiló con 55 años. Como podéis ver era bastante xarraor. Más datos, dos divorcios a sus espaldas, pero con novia actualmente, había decidido salir a peregrinar al menos hasta el sur de Francia.

Le tengo cierta envidia, siempre está sonriendo y además tiene una paga nescafe... muy buena gente.

los datos escalofriantes del gps.
Está etapa fue muy dura. Así que me fui a dormir pronto, no sabía ni a donde iba mañana.

Saliendo de Burdeos

La poción del druida Patricio.
Decidí esperar hasta media mañana para ver como evolucionaba la pierna. Tampoco era cuestión de tentar a la suerte. Un gel que me habían recomendado basado en alcoholes y ácido acetil salicílico, mejoró mucho el estado de mi pierna. La verdad es que fue un antes y un después. De hecho ya puedo contar que por estas etapas, me planteé dejar el tema. El dolor era muy fuerte.

Me planteé una pequeña etapa de 15 km. para atravesar Burdeos y llegar a Le Bouscat, desde donde empezaría el segundo tramo largo del viaje. De Burdeos a Orleans.

Allí contaba con un albergue del camino de Santiago, que me facilitaría mucho las cosas. Así lo hice. Cuando llegué, tuve que encontrar a la hospedera para que me diera las llaves, así como claves para salir en la dirección correcta.

La sorpresa esta vez fue que para atravesar La Gironde existe un servicio de embarcaciones, pero ella no sabía muy bien si en está época del año, la frecuencia .de paso sería la normal. Ahí había un problema para resolver, otra vez.

Cuando cené me pusé con ello... otra posibilidad era retroceder hasta Burdeos y rodear el rio... pero bueno  esto sería un problema para mañana.

De nuevo se produjo el binomio albergue/cementerio, esta vez mucho menos disimulado por que aquí tenía el cementerio pared con pared, desde mi terraza podía ver el interior del camposanto.

Las preciosas vistas que ofrecía mi terracita esa noche.
Le Bouscat no tenía para mí, nada excesivamente atractivo, además por la mañana estuve en Burdeos  un rato más, disfrutando de la ciudad, así que me fui a dormir pronto, mañana quería adelantar si ya me iba encontrando mejor.


martes, 20 de marzo de 2012

Hacia Gragdinan

Paseando la cintica por Gragdinan.
A mi queridisima Cris Blanco (Je t'aime) y a su increible familia. 

Como os podeis inmaginar después de lo de ayer y el cementerio... decido irme cuanto antes a la mañana siguiente. El destino es Burdeos, pero me encuentro un oasis por el camino. V

La verdad es que salgo con miedo, dado que persiste un poco el dolor.

Sería interesante disfrutar de Burdeos, un dia.

Me llevo una sorpresa grata, mis piernas responden. Así que duplico etapa hoy. Y llego a Gragdignan, a 8 km. de Burdeos. Localizo un albergue, que pertenece a la Asoc. de amigos del camino de St. Jackes. Me instalo.

Es una ciudad absolutamente amable y con todos los servicios.

Conozco aquí a Patricio... hijo de española y encargado del jardín que rodea el albergue. Vive arriba del albergue con su familia...

Con esta llegada además concluyo el primer tramo hasta Burdeos.

Me tomo el resto del día para visitar Burdeos... fantástica.

Por la noche, en el albergue, la asociación tiene junta. El presidente me ha pedido que explique, primero porque voy a la inversa, segundo porque corriendo... así que participo de la junto y les explico todo lo que me ha ido pasando desde que todo esto empezo. Y percibo en ellos las mismas sonrisas que tenemos todos los que hasta la fecha estamos metidos de una manera u otra en todo esto.

Esto me vale un dia extra en Gragdinan y por ende en Burdeos...

Belin-Beliet the firs cementery

El desolado panorama de Mons.
Dedicada a Bere, René, Aleida, Hugo, Chucho y toda su maravillosa familia, gracias por todo...

Después de desayunar pongo rumbo a Belin. Mis tendones siguen estando mal.

Hoy he tenido un rato de wifi en el bar del desayuno, menos mal porque llevaba algunos días incomunicado. He podido contestar lo imprescindible, espero tener conexión en Burdeos al menos.

Tengo que masajearme las zonas afectadas por la inflamación con un antiinflamatorio que llevo encima y tomar ibuprofeno con frecuencia. Esto me ha ayudado a que todo mejore.

Son 36 km. hoy, los hago a medio gas, a fin de que mis piernas padezcan lo mínimo en estos momentos.

Llego al pueblo y parece guay. Un bombero me descubre que va a tocar avanzar 4 km más. que es donde está el albergue. Me lo tomo con resignación, me dará tiempo a lavar la ropa y descansar. Mañana me espera una etapa doble hasta Burdeos.

MCuando llego al sitio me encuentro una vieja iglesia, la de Mons... una única casa con una familia, el albergue y a diez m. escasos un ceeementeriooo. Muy agradable para pasar la noche... si señor.

Por lo menos puedo hablar un poco con un señor que hay por allí y recluirme...

viernes, 16 de marzo de 2012

El aburrido Labouheyre

A mi amigo Carlos Casamayor... un buen compañero de trabajo y buena gente.

Para poder seguir tenía que tomar antiinflamatorio por vía oral y masajearme también con antiinflamatorio por vía tópica. Además rebajar bastante la marcha, para no sufrir demasiado en mis tendones.

En estas condiciones tardaría 5 h. en llegar a Labouheyre. Cuando llegué me esperaban Jacky y Jackes, encargados del albergue. Una pareja de ancianos encantadora. Me buscaron un acomodo a 2 km. del centro que impidió que tuviera cualquier tipo de comunicación. A ésto lo llamo pueblo hostil, no facilita las cosas...
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Todavía  hacía mucho frio por las noches así que me tuve que recluir en el albergue prontito.

Dada la velocidad por la que paso por los pueblos, no me da mucho tiempo a profundizar en ellos. Sigo en Bretaña, en las Landas. Mi pie ha mejorado, pero todavía no se a que ritmo podre avanzar mañana.

Mañana a Belin-Beliet...


jueves, 15 de marzo de 2012

Lesperon is diferent...

Esta étapa va para María José Caballer, por gran profesional y por estar en momentos importantes para mí.

A las seis de la mañana me probé. Pero la pierna decía no. Así que decidí descansar un día más en Lesperon. Le vendría bien a mi pierna. Volví al albergue, dispuesto a aburrirme como una ostra en aquel pueblo.

Descansé hasta las diez, y luego me acerque a comprar la comida y a tomar un café en el bar. Entendí perfectamente porque Thierry no paraba de hablar a todas horas de su señora. Yo decía: -Mi mujer, mi mujer, que pesaooo con su mujer.

Pero de detrás de la barra, emergió una rubia de metro ochenta con los ojos verdes claros que me dejo con la boca como al genio de Aladdin. Muy simpática por cierto, además. Me cargo el ipod en su puerto usb.

Comí y dejé descansar la pierna un poco más, con intención de salir al día siguiente. Pero las horas pasaban plumbeas, escribia miraba el reloj. Intentaba llamar a casa la cabina estaba rota. No había wifi por ningún lado... un horror de descanso.

Así que me fui a matar las horas al local de Thierry. Algo pasaba... estaba repleto de gente, yendo de aquí para allá, dando voces, discutiendo cosas grandilocuentes. Se habían creado varios grupúsculos de cuatro o cinco personas, discutian entre ellos, hasta que de alguno de aquellos grupos alguién daba un paso hacia adelante y casi voceaba algo al otro grupo. En fin, incapaz de entender nada, le pregunte a Thierry, quién me aclaro, que el asunto de gravedad que tanto inquietaba a aquella gente, era que había desaparecido un juego de pelotas de petanca del local social.

Como comprenderéis estaba planchado en mi sitio, asistiendo a esta escena constumbrista, que describía perfectamente como es la gente del sur de Francia que yo he conocido. Puse más atención y me di cuenta que iban todos perfectamente uniformados con un chaleco azul.

En Lesperon había dos equipos de petanca. Era un deporte, y no es broma, que ellos vivían con pasión. El equipo azul que tenía delante podía sumar 20 jugadores perfectamente. Jóvenes, mayores, chicas, chicos...que mataban el anodino domingo en una liga de unos veinte municipios de las Landas y que sin duda hermanaba a la gente de aquel pequeño pueblo.

Las idas y venidas intentando descubrir la ubicación de las bolas seguirían, pero yo marché a descansar para preparar mi salida el día siguiente.Me llevé un regusto agradable de aquel pueblo amigo y confortable, aunque porque no decirlo pelín aburrido en esta época del año.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Llegada a Lesperon en pésimas condiciones...

Está etapa va dedicada a mi amiga Mel Landivar. Porque siempre que pienso en ella me viene a la cabeza la palabra 'valiente'.

DAX-CASTETS-LESPERON

Salgo de Dax a las 10 todavía con las palabras de Loreto retumbando en mi cabeza.

-Boun courage!!!!

con Thierry en la tienda.
Seguía llevando un muy buen ritmo para ir cargado con la mochila (9 km/h), así que no me costó mucho tiempo llegar a Castets. Para no tener que entrar en el pueblo localizo un Intermarche grande que hay a las afueras. Allí me abastezco de barritas, como y descanso un rato.

La sorpresa llega al terminar de comer. No había manera de arrancar. Los tendones a la altura del empeine tenían una sobrecarga... y dolían... Los trece km. que restaban hay que hacerlos andando...

Se hace duro... el dolor es agudo. El cuerpo me enviaba el mensaje de que había que descansar un día al menos. Así que decido hacer un descanso en Lesperon.

Llego allí sobre las 17 y conozco a Thierry, el dueño del bar, alalimón encargado del albergue local.

Habla español, más o menos fluido. Me quedó un rato en su local con una cerveza fresca y acercándome a la fauna local. Y todos hablan castellano.

Este pequeño pueblo de las Landas, a 30 km. del atlántico, es lugar de veraneo de británicos. De ahí el dominio de los idiomas que tienen.

Me invitan a un cumpleaños por la noche. Así que me acerco ya entrada la noche y disfruto con ellos de una velada distraida.

No obstante, el dolor de mi pierna izquierda continua siendo muy agudo. De manera, que me retiro pronto.

Todavía guardo la esperanza de poder arrancar mañana. Tomo antiinflamatorio, masajeo los tendones con gel antiinflamatorio... TODO LO ANTIINFLAMATORIO que cayera en mis manos... pero nada...