sábado, 14 de abril de 2012

Angely-Aulnay-Melle (el pueblo sin estrés)

Tomé la decisión de no escribir sobre Aulnay donde pasé una noche, fue un tostón de pueblo donde no pasó nada, así que dejé esa página en blanco. De Aulnay a Melle recorrí unos 30 km. por la D950, dejando atrás pueblos dónde me reabastecía momentaneamente. Esta es una técnica que inventé sobre la marcha, para evitar peso innecesario en la mochila. Compraba/consumia. Hacía tiempo que había acabado con la alimentación que me suministró Michel de EvasiónRunning.

Eso sí, Melle fue un pueblo estupendo. La primera vez que salí y disfrute un rato 'France la nuit'.

Cuando conseguí hacerme con la oficina de turismo, la guapa chica que allí atendía me facílito la estancia rapidamente en un albergue municipal al que llamaban 'La Maisonette'.

La gente de Melle me sorprendío por una cosa fundamentalmente, no tenían dibujado en sus rostros ese rictus tenso que te da el estrés. Lo que hacía a esa gente especialmente guapa, como luego vi.

Después de haber cenado en la Maisonette y arreglado la parte logística para el día siguiente, me pasé por un bar céntrico, dónde charle con el camarero/dueñolocal que me explicó que aquel pueblo históricamente había tenido unas minas de plata que hicieron enriquecerse al pueblo en su momento. Toda está riqueza seguía latente en aquel pueblo, que había pasado a ser un pueblo básicamente cultureta. La semana siguiente inauguraban un expo dedicada a Pablo Neruda, y esto para un pueblo de menos de 5000 habitantes era una pasada. Las minas de argentum se habían quedado, básicamente, como reclamo turístico.

En fin, allí se creo un pequeño corro de gente con la que tuve la oportunidad de departir un rato.

En el costumbrista momento que estaba aconteciendo, seguí alucinando a causa de que todas las personas jóvenes y no tanto que se dejaban caer por el local eran de un atractivo bastante importante. Sólo el camata con el pelo a lo Krusty y servidor (curiosamente ambos eramos forasteros) parecíamos ser las ovejas negras de tan bonito rebaño.

En definitiva, alargue un poco la noche, porque me lo merecía y porque estaba a gusto y luego marché a descansar al bonito albergue que habían puesto a mi disposición.

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