lunes, 12 de marzo de 2012

La casa de Janine en San Pied de Port

La primera noche, asomándome al mirador de Saint Jean.
En una conversación telefónica con mi amigo Pedro, a la vez encargado de confeccionar la ruta y la logística, me preguntó como andaba físicamente, y le tuve que contar una mentira piadosa para evitar preocupaciones innecesarias.
Tenía una ampolla en el pie izquierdo desde hacía bastante kilómetros, Como la siguiente y obligada parada era St. Jean Pied de Port, allí la pincharía y desinfectaría con mimo. También sobre la marcha decidí descansar un día allí, si me lo permitían a fin de no jugármela demasiado ya de entrada.

A ciencia cierta, no sabía que me iba a encontrar en este pueblo. Pero resulto ser el parque temático francés para los peregrinos de Santiago. Con oficina informativa, albergues a tutiplén, lavandería... Por si todo ésto fuera poco, dormir costaba 8 euros en el albergue de Janine.

Janine era una señora ya entrada en edad, la cual dedicaba sus días a desvivirse por los peregrinos que pasaban por su albergue, estaba pendiente de cualquier necesidad, se levantaba a las siete de la mañana para preparar a todos el desayuno.

Era perfecta conocedora de a que hora llegaban trenes, buses o taxis (normalmente de Bayona), trayendo a peregrinos venidos de las más surtidas zonas del planeta. Tomaba a dichas horas posición en su ventana, repleta de maceteros cargados de flores, a fin de recibirlos como cada día y con la misma amabilidad.

El día y medio que allí pase, no paró de preocuparse por mí, por mi descanso y por mi ampolla.

El rugby un deporte muy practicado en toda francia. Especialmente en el sur.
Los años y la experiencia habían hecho que supiera hermanar a toda la gente de diferente nacionalidad y condición que se hospedaba en su casa. Así es como me hice amigo de Klaus y del clan de los alemanes.

Este post va por Janina y sus cuidados, que tanto bien me hicieron.

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