martes, 13 de marzo de 2012

Con chándal y a lo loco / Primera parte

Lo primero decir que estando en ruta me he llevado una grata sorpresa, dado que se me ha unido una corredora que se llama Olivia. La verdad es que la esperabamos para el 15 de marzo, pero también a querido correr y ha nacido el 11. Así que será la primera visita después de mi familia, a mi vuelta. FELICIDADES Moisés y Alicia.

Y ahora sigamos.

St. Palaix - Salies de Bearn - Habas - Dax 55 km. más o menos.

Salgo de St. Palais con ganas de seguir a tope, pero con la cartera un poco afectada por la cuenta del hotel.. Me he visto fuerte en días anteriores.

Consigo dominar el gps y que me de lecturas fiables de la ruta. Así que pongo rumbo a Salies de Béarn. Llego pronto, porque ya sólo restaban 5 km. para llegar. Salies está situada en el cantón de Béarn des Gabes y es atravesada por el rio Saleys... ¿¿de ahí su nombre? no sé.

Desde el principio, a pesar de ser un pueblo bonito, a mí se me ha hecho un poco antípatico. Durante el camino, he clasificado los pueblos en dos grupos, pueblos amigos y pueblos hostiles. Bueno, pues éste era hostil.

Al llegar me voy directo a la Oficina de Turismo (es importante, aquí casi todos los pueblos, por pequeños que sean tienen una), allí me dicen que me van aplicar la tarifa para primos, por haberme desviado un poco del camino de St. Jackes... y que la broma mínimo me va a costar 45 euracos.

¡MEEE REBEEELO! ¡Chooorizooos! ¡Manguis!

Bueno, después de este pequeño ataque de furia, había visto a la entrada del pueblo un pequeño hotel que se llama 'Au petit Bearn'. Si es petit no puede ser caro...

La dueña me recibe amablemente y me dice que por lleva credencial, me va a cobrar como favor especial 51 EUURAZOS, con desayuno incluido.

Le intento hacer un 'josemota':

 -Quítame de ahí la almohada de plumas de pato y el desayuno, a ver en cuanto se me queda eso...
- You need the breakfast!!!!! -me dice con cara de espanto.

Me vine arriba y me largué dirección Dax.
No he venido aquí a pagar estos precios. Ni siquiera poner cara de bueno y acariciar a su gato roñoso consigue ablandarla un poco. Así que se lo agradezco y me largo.

Salgo del hotel y me voy al rincón de pensar, a un banco cercano. Empiezo a evaluar mis posibilidades. (en el futuro, ya veréis que me volveré mucho más cañero en estas situaciones).

Decido ir a Dax, estoy a 38 km. Pero estoy crecido, he ido a ritmos tan buenos que me he venido arriba. Ya llevo más de 20 km hoy pero da igual, a por todas.

Días más tarde pagaré las consecuencias de esta decisión.

Salgo a Dax y todo va bien. Una ruta fantástica a un ritmo fantástico... pero he salido ya tarde sobre las cinco... y la noche no tarda en caerme encima. Cuando me faltan 10 km. para llegar.

El camino de noche es agobiante. Voy a la carrera, esquivando los coches que me vienen de frente, y que se anuncian de antemano haciendo uso de los faros.

La sobrecarga en mis piernas se va haciendo por momentos más y más pesada. Pero finalmente llego... sobre las nueve.

Necesitaba comer algo y descansar lo más rapidamente posible.

Aquí es donde descubro que Francia se aletarga a partir de las 19.30, y pocos sitios permanecen abiertos. Pero tengo suerte y doy con el único posible un sábado noche... 'El Txupinazo' una taberna de pintxos vascos, al lado del rio Adur. Uno de los dueños un francés que habla perfectamente castellano, pues ha estudiado en Santander, conversa un rato conmigo le explico porque llego tan tarde a la ciudad. Allí ceno por no mucho dinero...

Salgo de allí en busca de hostal, recorro en total unos dos km, visito tres hoteles diferentes pero nada...
Uno completo, dos más cerrados... No podía más, de manera que opté por la solución de emergencia...

Volví al bar, pedí una caña... y le dijé a Abdon:

-Te vas a reir, pero no encuentro hotel, necesito que me dejes dormir con el saco aunque sea en la cocina.

Por supuesto, se queda un poco perplejo. Pero reacciona rápido y me la ofrece sin problemas. Pero antes, hace una llamada... una llamada que cuaja y Loreto, la cocinera madrileña que trabaja allí, me acoge en su casa.

Loreto, era maja y me atrevo a decir que hicimos buenas migas. Estuvimos hablando largamente, había ido a Francia, porque necesitaba cambios en su vida. Mucha gente de la que me voy encontrando argumenta ésto.


Acabada la tensión inicial de verme debajo de un puente dormí como un bendito.

Por la mañana desayuné con Loreto y le acompañe al mercado. Yo también tenía curiosidad por ver uno. La dejé allí. Ya la vería en el bar a la hora del café.

Me dí una vuelta, por la ciudad para verla a grandes rasgos y a la luz del día. Una ciudad de las más grandes que había visitado hasta la fecha, le calculo unos 18 mil hab. Eso sí, con todas las comodidades.

Gracias amigos del Txupinazo. Me acordaré de vosotros en París.
Pasé por el bar y conocía a Frank, el otro socio, que tuvo la amabilidad de invitarme a café. Me despedí de todos, dándoles mil gracias, y marché. Rumbo Lesperón.

Una de las preguntas que motivaban este viaje es ¿hasta qué punto la gente se involucra con los extraños para aydarles? y en Dax recibí cumplida y positiva respuesta. Gracias a los amigos de 'El Txupinazo' por toda su ayuda.

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